Cuando quieras abrir los ojos
y la sangre inunde tu ataúd de asfalto.
Cuando quieras gritar, y las raices de tu inconsciencia
estrangulen tu pecho como soga de acero.
Cuando comprendas lo que es la libertad
y el destino te siegue el aliento sin llegar a respirar.
Bajo la tierra aplastado llorarás,
como las almas del trigo.
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